Malcom era el tipo de persona a la que algunos les gusta odiar. Siempre de buen humor, siempre con una palabra positiva.
Trabajaba de gerente en un banco, y todo el equipo apreciaba su actitud. Era un motivador nato. Si algún compañero tenía un mal día, Malcom estaba allí para ayudarle a ver el lado positivo.
Su forma de ser me sorprendía, y un día le pregunté:
“No lo entiendo! No puedes estar feliz un 100% del tiempo. ¿Cómo lo haces?”
Malcom contestó: “Cada mañana me despierto y me digo: Malcom, hoy tienes 2 elecciones. Puedes elegir estar de buen humor o puedes elegir estar de mal humor. Yo elijo estar de buen humor. Y cuando ocurre algo malo, puedo elegir ser la víctima, o puedo elegir aprender algo de ello. Yo elijo aprender algo. Cada vez que alguien viene a quejarse, puedo elegir ser paciente con sus quejas, o puedo indicarle el lado positivo. Yo elijo el lado positivo.”
“Sí claro, pero no es tan fácil”, protesté.
“Sí que lo es”, dijo Malcom. “La esencia de la vida está en tomar decisiones. Cuando cortas todas las historias, cada situación contiene una elección. Tú eliges cómo reaccionar ante las situaciones. Tú eliges cómo dejas que las personas te afecten. Tú eliges estar de buen humor o de mal humor. Al final del día eres tú quien elige cómo vives tu vida.”
Pensé mucho sobre lo que me había dicho Malcom.
Pasó un tiempo y perdimos el contacto, pero a menudo pensaba en él cuando tomaba una decisión en mi vida, en vez de simplemente reaccionar a ella.
Tras unos años, un amigo común me habló de Malcom.
Me dijo que había habido un atraco en su banco, que 3 hombres armados habían intentado asaltar su sucursal.
Al intentar abrir la caja fuerte su mano temblaba de miedo y se equivocó marcando la combinación. Los atracadores se ofuscaron y le dispararon.
Por suerte, Malcom fue atendido con suficiente rapidez y llevado a un hospital. Tras 18 horas de cirugía y semanas de cuidados intensivos, Malcom fue dado de alta.
Vi a Malcom unos 6 meses después de esta crisis. Cuando le pregunté cómo estaba me dijo: “¡Genial! ¿Quieres ver mis cicatrices?”
Le dije que no, pero le pregunté qué había pasado por su mente durante los minutos del atraco.
“Lo primero que pensé fue que debería haberles visto venir. Me pillaron por sorpresa, y entendí lo que estaba sucediendo cuando ya era tarde. Entonces, cuando me dejaron en el suelo boca abajo y sangrando, pensé: “Puedo elegir vivir o puedo elegir morir. Yo elijo vivir.”
“¿No tenías miedo?” Le pregunté.
Malcom contestó: “El chico que me acompañó en la ambulacia era un ángel. Me decía una y otra vez que todo iba a ir bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y ví las caras de los médicos me asusté bastante. En sus ojos leí lo que pensaban: “No va a pasar de ésta”. Entendí entonces que tenía que hacer algo.”
“¿Qué hiciste?, le pregunté.
“Bueno, había una enfermera gritándome cosas que no entendía. Me preguntó si era alérgico a algo. Le dije que sí, y los médicos y enfermeros dejaron lo que estaban haciendo… esperando a mi explicación. Respiré hondo y grité: “Soy alérgico a las balas”.
Haciéndome oir entre sus risas les di el mensaje que necesitaba que oyeran: “Yo elijo vivir. Tratadme en el quirófano como que estoy vivo, no como que estoy muerto.”
Malcom vivió gracias a la habilidad de los médicos, pero también gracias a su fantástica actitud.
Aprendí de él que cada día tenemos la elección de vivir al 100%.
La actitud lo es todo.
PD:
Deja que la moraleja de la historia cale hondo. Y mañana por la mañana - elige cómo quieres empezar el día.
Me encanta está historia!! Al fin y al cano todo es actitud...no???
ResponderEliminarGenial...para tomar nota
ResponderEliminarHola Juanjo soy Gloria la mujer de Toni lo primero felicitarte por el blog porque me ha encantado y lo segundo decirte que esta historía me ha puesto los pelos de punta..es preciosa .. Mi objetivo de toda la vida es este ,ver el lado positivo a todo y nunca dejar de sonreir , al fin y al cabo es nuestra vida y nosotros somos los dueños de ella.
ResponderEliminarFELIZ MIERCOLES UN BESITO A LA FAMILI Y PARA TI CLARO